Nuestra historia es bastante curiosa. A nuestro perro Tato, un American Bully de 3 años, le detectaron Leishmaniasis en otro veterinario. En principio en las analíticas de sangre no se detectó ningún problema de riñón y como es habitual, le recetaron el tratamiento con Glucantime y Alopurinol para intentar anular la enfermedad.
Al día siguiente de recibir la medicación, nuestro perro empezó a vomitar y cambió mucho. Dejo de comer, no estaba animado, no quería nada, solo dormir. El caso es que es un perro muy nervioso, con mucha energía y se lo comunicamos al veterinario, pero nos dijeron que siguiéramos con el tratamiento que seguro que era puntual.
Después de 3 días seguía igual, volvimos a decírselo al veterinario y decidieron hacerle otra analítica de sangre. Los resultados fueron malísimos. Tenía insuficiencia renal con el valor de la Creatinina en 5 y nos dijeron que era porque la Leishmaniasis estaba atacando, con lo cual se tuvo que quedar hospitalizado con sueroterapia y la medicación la apartamos. A los dos días volvieron a repetir la analítica y seguía subiendo a casi 7. En ese momento me comunicaron que puede ser un efecto de los medicamentos que le haya provocado la insuficiencia renal y decidieron darle corticoides. De nuevo a los dos días se repitió la analítica y no mejoraba nada, es más la Creatinina seguía subiendo y esta vez estaba en 10. Lo que sí que vimos un poco de mejoría es en su estado de ánimo porque empezó a comer un poco y quería salir a la calle.
En el veterinario ya no sabían que hacer, me dieron dos opciones, buscar un centro donde practiquen diálisis para que depuren la sangre o sacrificarlo porque no iba a mejor. Decidimos buscar el centro para
la diálisis, pero por el Covid-19, fue complicado y en el único centro que lo realizaban, en Barcelona, nos dijeron que no sería posible hacérsela porque es un perro que no se deja manipular (es perro miedoso en el veterinario y ataca). Con lo cual lo único que nos quedaba, según el veterinario, era sacrificarlo porque estaba sufriendo. Efectivamente, Tato no estaba al 100x100, pero comía algo, queríapasear y además es un perro joven
con lo cual decidimos llevárnoslo a casa y pensar que hacer.
Con el disgusto no sabíamos que pensar, pero se nos ocurrió buscar un veterinario que practicara medicina alternativa y encontré a Cristina. Vi que hacía acupuntura y trataba a los animales con homeopatía y Flores de Bach. Con lo cual no nos dimos por vencidos, contactamos con ella, le comentamos nuestro caso y aceptó tratar a Tato. También decidimos cambiar la alimentación. Nos informamos qué dieta es la idónea para casos con insuficiencia renal y todos los días le cocinábamos sus platos que se los comía con mucho gusto.
El tratamiento que tuvo fue: varias sesiones de acupuntura (3 o 4 sesiones), homeopatía,
suplementos alimenticios para la insuficiencia renal y la dieta.
Su evolución fue increíble. A los pocos días, la Creatinina bajo a 7.4, a las dos semana bajo a 2.7 y tras otras dos bajo a valores normales de 1.3. También tuvimos en cuenta otros valores relacionados con la insuficiencia que fueron bajando a raíz del tratamiento.
La verdad que tratar a nuestro perro es un poco complicado porque tiene problemas de conducta, pero a Cristina no le importó asique nos dió una atención inmejorable, resolvió todas nuestras dudas, manipuló a Tato sin problema y además está siempre dispuesta a ayudarnos fuera de la consulta.
Le estamos muy agradecidos por el simple hecho de que estaba ahí, de que cree en otro tipo de medicina y sobre todo que nos ayudó para que Tato se recuperara.
Actualmente mi perro está recibiendo otro tratamiento para la Leishmaniasis ya que nos centramos en recuperar los riñones. El tratamiento es también natural y le va muy bien porque no tiene efectossecundarios. Por ahora no sabemos la evolución, pero sabemos
que estamos en buenas manos y Tato tiene la oportunidad de seguir viviendo.
¡¡Muchas gracias Cristina por todo!!!
Justyna Budna
Telma es una Teckel hembra de 6 años de edad. Es juguetona, muy activa y la "princesa" de nuestra familia.
Cuando tenía 4 años de edad, de repente dejó de andar. Se quedó parapléjica. Tenía una hernia discal en L5-L6 con daño y compresión medular. Tuvimos que someterla a una cirugía para descomprimir la médula.
A los 8 meses de la cirugía, Telma se volvió a quedar parapléjica. Otra vez scaner y nueva hernia de disco, esta vez en L2-L3 y de nuevo otra cirugía.
Alrededor de medio año después, Telma volvió a quedarse parapléjica. Tercer scaner, otra hernia nueva y como resultado, los neurocirujanos nos aconsejaron no operarla más, quedando desahuciada. Nos dijeron que nada más podían hacer por ella.
Nos hablaron de Cristina y decidimos que nada podíamos perder y quizás mucho que ganar.
Al día siguiente de la segunda sesión de acupuntura, Telma "desapareció" de su cesta de dormir y… ¡estaba andando por la casa! Hasta ese momento era una perrita que había que llevarla en brazos.
Sólo os puedo decir que Cristina es para nosotros una magnífica veterinaria y acupuntora, concilia ambas medicinas y extrae lo mejor de cada una. ¡Gracias!
Familia Díaz
La experiencia que hemos tenido con tus tratamientos puedo decir que ha sido muy satisfactoria. A nuestro perro Fifo, diagnosticado de contracturas musculares de causa desconocida, sus veterinarios habituales solo le daban calmantes. Le pusieron hormonas femeninas, le castraron, le daban pastillas para los gases y mil “perrerías” más. El perrito cada vez estaba peor. De lo contraído que estaba, no podía ni subir las aceras. Yo, sinceramente no creía en las terapias alternativas, hasta que mi prima me hablo de Cristina. Fuimos a su clínica desesperados y el perrito mejoró un cien por cien. Nunca había estado así de bien. Aunque siguió teniendo sus crisis, con la acupuntura, las Flores de Bach y la homeopatía siempre mejoraba. Se murió con casi 15 años. Desde entonces creo en la homeopatía y en las Flores de Bach porque Fifo no sabía lo que tomaba y sin embargo mejoraba.
Ana, Fifo y Hada
LLevo 20 años tratándome exclusivamente con medicina natural. Gracias a ello, mi severa artrosis ha pasado al olvido.
Debido a esta experiencia, cuando mi querido perrito empezó también con artrosis pensé en la posibilidad de encontrar un veterinario que practicara en animales la medicina natural. La suerte me acompañó y dí con la veterinaria Cristina, de la Clínica Palomeras. Gracias a ella mi perrito tuvo una vejez maravillosa. Le trató con productos naturales, aplicándole también el Quantec. Mi perrito murió unos pocos años después debido a su vejez, pero sin dolores ni sufrimientos.
Cristina es una persona que vive por y para su trabajo. Es de una inmensa honestidad y profesionalidad. Nunca la olvidaré.
Este es mi sincero testimonio.
Maria Luz G. Rabanaque.
Llegué a la consulta de Cristina buscando un tratamiento alternativo para la enfermedad de mi gatita, diagnosticada de IBD y gastritis crónica, que tenía muchos problemas estomacales, con vómitos y diarreas continuas. Los tratamientos convencionales paliaban los síntomas, pero no conseguían resolver el problema. Probamos con flores de bach, quantec, homeopatía y suplementos naturales y mi gata Trece no ha vuelto a tener problemas desde entonces. Ahora es una gata que ha recuperado su energía y vitalidad.
Cristina es una gran profesional que siempre busca la mejor solución con el menor número de efectos secundarios para el animal (y para el responsable). Nunca se rinde, siempre está dispuesta a probar alternativas y encontrar el mejor tratamiento. Me ayudó a sacar adelante a una gatita que encontré en la calle con una pata amputada y muchos problemas de salud y entonces descubrí que no sólo es una veterinaria comprometida sino también una excelente persona.
Rocio, Trece y Mika